martes, 15 de mayo de 2007

simpatía para una fría noche


Malú lloró ante la devoción de sus fieles vallisoletanos y les regaló anoche no una sino tres canciones cuando, a pesar del frío, de la hora -las 23.45 horas- y de que hoy es un día laborable, le pidieron
«Otra, otra, otra,...». Lloró de alegría, de emoción, al comprobar que era capaz de llenar la Plaza Mayor de Valladolid como ya lo hizo la primera vez que cantó en ella. Sus lágrimas cerraron justo en la medianoche las fiestas de San Pedro Regalado.
La cantante madrileña pisó el escenario cinco minutos después de las 22.00 horas. Denuncia social. Así podría titularse su primera canción. Imágenes sobre la pobreza surgieron en las siete pantallas de plasma colocadas sobre el escenario. Sonaba la música de 'Agua de mayo' y los emocionados seguidores buscaban a la artista. De repente, entre luces y sombras, la joven saltó sobre las tablas con el consiguiente grito del público.

Segura, con garra y mucha, pero que mucha fuerza, Malú desafió al frío y le ganó. Sobre su cuerpo lució en la primera parte un corpiño granate y unos pantalones ceñidos, y se plantó ante las diez mil personas que la aguardaban en la Plaza Mayor. Su pelo largo y suelto apenas cubría sus hombros y, aunque tuvo que notar el frío, no flaqueó ni un momento, el escenario lo merecía.
Última tecnología para su puesta en escena: Pantallas de luces de diferentes colores, tres guitarristas y dos coristas componían el escenario tintado de colores negros. Pero más que las pantallas, fue su simpatía la que brilló con luz propia ante un público, eso sí, entregado desde el primer acorde.

'Te conozco desde siempre' fue la segunda canción. La interacción con el público primó cuando dio la vuelta al micrófono, y lo dirigió hacia sus fans que la corearon con ella. Mientras, las pantallas de plasma reproducían algunos de sus videoclips.
Antes de comenzar la tercera canción no dejó de agradecer al público su apoyo y aseguró que era un placer volver a Valladolid. «Siempre que hemos estado aquí lo hemos pasado muy bien. El concierto está dedicado a vosotros, así que espero que disfrutéis».

Entre los numerosos seguidores, principalmente público juvenil, destacaba una figura de mujer emocionada con la cantante. Ana María Jiménez, de 66 años, una vallisoletana que reside en Valencia. Allá por donde Malú viaja, Ana María le sigu. Toda una suerte, en estos tiempos conservar una seguidora fiel a dónde quiera que vaya.

«Guapa, bonita, preciosa», eran algunos de los muchos piropos que retumbaron en la Plaza Mayor. La artista empezó con mucha fuerza, pero reservó lo mejor, su emoción, para el postre. Ceñida con una minifalda y medias militares, Malú se despidió de los vallisoletanos entre lágrimas y con miles de aplausos.

1 comentario:

Fernando Solera dijo...

Bienvenida al mundo de los blogs. Celebro que te gustase el concierto de Malú. Es una cantante que está llevando su carrera sin prisa pero sin pausa, y creo que puede llegar lejos. Es algo más que la sobrina de Paco de Lucía.